10 de noviembre de 2011

Silencio Chesan

Hay experiencias inexplicables. De esas que te remueven algo por dentro. Erizan tu vello. Encogen el estómago. Y directamente se acumulan en la retina y en el cajón de los recuerdos. Algo así ocurre cuando recorres Chesan en silencio. Libre de peluqueras con secadores ardiendo y rugiendo, sin sonido de chorros de grifos ansiosos por humedecer cabezas, sin clientas con prisas, sin música a todo volumen, sin idas y venidas con estrés. Es algo diferente. Entre relajante y sorprendente. Afortunadamente, pese al mal momento, nuestras peluquerías se llenan cada día y cobran vida gracias a nuestra clientela. Con más o menos años de relación, con más o menos looks que recordar, todos parecen contentos y nos regalan sonrisas a cada rato. Y cuando no hay nadie resuenan los buenos momentos que aquí compartimos. ¡Gracias!






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